Un gran gato. Esta es la mejor definición del Maine Coon y no sólo por su tamaño, sino por su carácter tranquilo y agradable. No en vano, se le conoce con el sobrenombre de “gigante amable”. Y así es él. Detrás de su salvaje aspecto se esconde un felino de gran corazón que se deja conquistar por su amo al que necesita a todas horas y del que exigirá toda su atención.

«Honey Hill’s Ami Ink de Canción de Cuna» (azul). Prop.: Criadero Canción de Cuna.

En contrapartida, se trata de una mascota fácil de cuidar pues, precisamente, ése aspecto natural es el que se busca. Pero si lo que queremos es hacer de él un gato de exposición, podemos estar seguros de que recibiremos muchas satisfacciones. Así que, si estás pensando en un Maine Coon, no lo dudes, todo son ventajas.

A parte de que se desarrolló en Nueva Inglaterra, al noreste de Estados Unidos, sin la intervención del hombre, poco más sabemos del origen del Maine Coon. El sentido común nos hace pensar que fue el resultado del cruce entre un gato de pelo corto descendiente de los que llevaron a América los primeros colonos y un gato de pelo largo que llegaría a este país algo más tarde pero no faltan otras hipótesis, algunas inverosímiles y otras imposibles de demostrar.

Una de ellas es la que trata de explicar de dónde procede el nombre de la raza. La leyenda cuenta que el Maine Coon es el resultado del apareamiento de un gato montés y un mapache (racoon, en inglés), por lo que su denominación haría referencia a su lugar de origen y, con la contracción de la palabra racoon, a la forma en que se desarrolló, si bien la mezcla de un gato con un mapache resulta biológicamente inviable.

Sobre la creación de la raza existen varias aportaciones. La primera asegura que la reina María Antonieta quiso huir a Estados Unidos cuando estalló la Revolución Francesa en 1789. Para que su salida del país resultara más fácil, envió primero sus pertenencias entre las que se incluían varios gatos de pelo largo que, al llegar a América, se habrían apareado con gatos autóctonos dando lugar al Maine Coon. Desgraciadamente, no existen pruebas que apoyen este relato.

Por otro lado, se hace referencia a un comerciante británico, el señor Coon, que viajaba muy a menudo a los estados de Nueva Inglaterra y cuya admiración por los gatos de pelo largo hacía que siempre fuera acompañado por un buen número de ellos. Tal fue la fama que alcanzó este ciudadano británico que todos los gatos de pelo largo que aparecían en esta zona de Estados Unidos eran llamados gatos de Coon.

Foto Alberto Nevado – El Mundo del Gato.

UN ARTISTA EN LA PASARELA
Pero esta raza no sólo ha sabido triunfar en la naturaleza. Muy pronto pasó a ocupar un lugar destacado en las exposiciones felinas de Estados Unidos cuando ya era un animal de granja y de compañía muy apreciado por su resistencia, su habilidad, su valentía y sus dotes de cazador.

Sus primeras apariciones públicas se produjeron en los concursos de gatos de granja de las ferias rurales. Así, se tiene constancia de su participación en una competición celebrada en 1861 en Skowhegan, una población del condado de Somerset en el estado de Maine. También son muchas las referencias escritas que nos llegan de estos años a propósito del Maine Coon. Desde que en 1895, en la primera exposición nacional oficial celebrada en el Madison Square Garden de Nueva York el ganador fuera un ejemplar brown tabby llamado “Cosie”, los éxitos se sucederían. A partir de 1897 el Maine Coon lograría el premio al mejor gato en la exposición anual de Boston durante tres años consecutivos.

Sin embargo, la llegada desde Gran Bretaña de los exóticos Persas a principios del siglo XX provocó que la raza americana desapareciera de las exposiciones en 1904. Asociaciones y criadores sucumbieron a la belleza de los felinos europeos cuyos colores sólidos conquistaron a los aficionados hasta el punto de que se llegó a pensar que el Maine Coon se había extinguido. Sin embargo, seguía siendo la raza elegida por los granjeros, necesitados de un gato robusto, y por las familias, que gustaban de una mascota fuerte. También resistió un pequeño grupo de criadores que consiguió volver a colocar a “su gato” en el lugar que le correspondía. Así, en 1953 se fundaba por fin el Central Maine Coon Cat Club que, además de ocuparse de exponer a los ejemplares de esta raza, inauguró un registro del pedigrí. En 1967 algunas asociaciones americanas admitían al Maine Coon pero no fue hasta 1976 cuando la Cat Fanciers Association le reconoció oficialmente. En los años 80 comenzaría a ser aceptado por las organizaciones europeas.

CARÁCTER
Podría pensarse, dado su origen e historia, que estamos ante un gato muy independiente que prefiere llevar una vida salvaje. Sin embargo, esta raza destaca por su gran capacidad de adaptación, incluso en la edad adulta, por su amabilidad, su tranquilidad y sus ganas de jugar. Tiene una gran seguridad en sí mismo pero no es arrogante y nunca aceptará que su amo no quiera jugar con él. La soledad no le hace ningún bien, necesita el cariño humano y la compañía de otro gato no le consolará. Es fiel a la manera como lo suelen ser los perros así que necesita un propietario que comparta muchas horas con él en el hogar.

Tenerle en un piso no es un problema siempre que esté acompañado aunque, obviamente, preferirá tener acceso a un jardín donde practicar y perfeccionar sus grandes dotes de cazador.

No es un gato especialmente difícil de cuidar puesto que lo bello de esta raza es que aparezca natural. Sin embargo, hay que evitar que el largo pelo del vientre y del pecho se enrede, con cepillados que eliminen los nudos.

CONVIVIR CON EL MAINE COON

Esta raza no sólo es apreciada por su belleza, sino también por su carácter sosegado y sereno. Se adaptan fácilmente a cualquier ambiente, y aunque agradecerán tener un jardín que les mantenga en contacto con la naturaleza y donde poder manifestar sus artes de cazador, pueden vivir perfectamente en un piso sin salir al exterior.

El Maine Coon es muy cariñoso y sociable, puede compartir su territorio tanto con niños, como con otros animales (perros y gatos) sin ningún tipo de problema. Además, no es un gato que maúlla mucho, por lo que tampoco es molesto cuando hay niños pequeños o ancianos en la casa.

Texto: Patricia Lozano.

Ver publicación original en www.elmundodelgato.com

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