Las anteriores son historias de dueños de mascotas que describen los muy diversos síntomas de un problema sumamente usual en perros, la despresión.
Aunque los expertos indican que aún no está claro si la depresión en los animales es igual a la que sufrimos los humanos, el hecho es que está claro que sienten intensamente, que requieren amor y comprensión y que se apegan a las personas y a su hogar.
No se sabe exactamente cuáles son los síntomas precisos que pueden entristecer o llegar a deprimir a un perro. Los especialistas indican que pueden darse en distintos conextos. Como en los seres humanos, no hay un estudio biológico que pueda identificar cuál es el verdadero dilema que aqueja al perro deprimido.
Lo único que podemos hacer al no poder comunicarnos con el animal como un psicólogo lo haría con una persona, es confiar en nuestras habilidades de observación para saber si está mostrando cambios en su comportamiento normal que demuestren inquietud y desaliento.
Por ejemplo, la tristeza de un perro se puede vincular a factores como regaños de sus dueños, a la separación de algún miembro de la familia o a la llegada de un cachorro nuevo, lo que hace que el perro mayor se sienta olvidado.
Ellos también sufren por la muerte de un miembro de la familia y se dice que pasan por un período de duelo tras el fallecimiento de una persona cercana a ellos.
Y claro, los perros abandonados y entregados a los refugios experimentan un período de tristeza e incertidumbre por sus antiguos amos y por el cambio de lugar.
Hay síntomas que denotan si un perro está deprimido. Algunos pueden ser ejemplos claves de enfermedad como la falta de apetito y un comportamiento agresivo.
También debemos prestar atención a si nuestro amigo canino está durmiendo más de lo normal y no quiere realizar ejercicio físico o si hace travesuras como evacuar dentro de la casa y romper muebles y adornos.
Igualmente influye el hecho de que engorde mucho y llegue a ser obeso por no querer realizar ejercicio físico y sea desobediente.
Como explicábamos anteriormente, los animales no son juguetes, necesitan amor, atención y dedicación para sentirse seguros y saludables y no padecer de depresión ni tristeza.
Por ello debemos mantener una rutina diaria de atenciones y un horario constante en las comidas, el ejercicio, paseos, juegos y otras actividades.
Lo mejor para aliviar su depresión es distraer al perro con actividades saludables y ejercicio que lo lleven a un comportamiento positivo y en la medida en que avance, le damos distintos premios.
Si parece estar sufriendo y no avanzar en la mejoría, lo mejor es llevar a nuestro amigo al veterinario y conseguir ayuda especializada.